Y quién no quiere sentirse especial, único, el centro del mundo, así solo sea por un día. Por eso tal vez existe la celebración del cumpleaños. Y es que ese día ha ocupado siempre un lugar de importancia en las personas, ya sea para festejo o preocupación, pero sea como sea, su inmediata consecuencia son las felicitaciones y los regalos; y los hay de todos, desde los hipócritas hasta los afectuosos y emotivos. Lo cierto es que para muy pocos, esta fecha tiene el valor que merece. Para la mayoría alrededor del festejado no pasa de una formalidad culturalmente establecida, de un pretexto para la cordialidad. Quienes de veras ven el significado son los que han estado al lado y lo han visto crecer, como la familia cercana, y tal vez uno que otro amigo entrañable. Todos los demás sobran, es la franca verdad, así los halagos y los regalos hagan su efecto más que evidente. Por eso prefiero dar un regalo cuando no hay nada que lo justifique, es más, prefiero dar un regalo sin que se note que lo es.
Alejandro Benito (cc by-nc-nd)