La belleza

La Belleza

Me gusta la belleza sin motivo, esa que ocurre como por azar, no con la naturalidad de lo genuinamente bello, sino a pesar de eso mismo. Una que lleva consigo cierto desparpajo, cierto olvido no deliberado, puesto allí de una manera desprovista, como el rubor de algunas mujeres en la calle cuando van con apuro por llegar al trabajo en la mañana. Esa clase de belleza que no aparenta, que no exagera el gesto para agradarle a todos, que en su elemental forma o tamaño se presenta como si recién hubiera florecido. Una belleza que no exige atención ni se complementa con la mirada de los otros, porque ni siquiera ella misma se da cuenta de que existe, y por su fugacidad, son apenas pocos los que alcanzan a apreciarla. Un hombro descubierto, una cremallera a medio abrir, los ojos perdidos en la ventana del autobús, ese dejo de antipatía en la manera de saludar de mano o el gesto infantil de ciertos labios cuando refunfuñan. Me gusta esa clase de belleza que no sale en los periódicos ni en los anuncios, que solo se puede hallar aguzando la mirada y dejando de lado lo que se supone bello solo porque alguien más lo dice.

Alejandro Benito (cc by-nc-nd)

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Un comentario en “La belleza

  1. Si, me ha pasado, que maravillosos actos, de cuando en cuando se inventan, aparecen humildes y modestos. Si esa belleza es mi preferida.

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