Dicen que el fin de la guerra está cerca, que no hubo bando ganador, que ambos nos rendimos. Dicen que no se volverá a secuestrar y los pies volverán a caminar por las veredas sin el temor de estallar en pedazos. Dicen que se podrá ayudar al prójimo sin que haya represalias y volveremos a saludar a los vecinos, a invitarlos a una taza de café o un guarapo. Dicen que ya no habrá terror en la carreteras, ni huérfanos, ni héroes póstumos, ni caudillos, ni palabras de venganza en los sepelios. Dicen que podremos opinar a diestra y siniestra como si esto fuera un lugar donde las palabras no se usan para destruir al otro. Dicen que los desplazados y exiliados podrán volver al seno de sus hogares, sin ese temor de la medianoche. Dicen que habrá justicia, y al fin podremos llorar sobre los restos de nuestros desaparecidos encontrados. Dicen que tanta muerte y tanto odio no ha redimido nada, que el valor de la vida está al alza en los indices de conciencia y de respeto. Dicen que Colombia ya no será la «pobre Colombita, tan peligrosa» ni la «Columbia…, Escobar…, drugs» y que todos empezaremos a limpiar el nombre del país, desde dentro, sin bajar la cabeza cada vez que alguien repita esas palabras. Dicen que las cosas van a mejor, que huele distinto, que los ojos de la gente tienen ese brillo de las buenas noticias…, dicen y dicen, dicen, y vaya que quiero creer que quiero creer. Y de veras necesitamos que todos crean para que sea cierto, de lo contrario, dicen, todo lo que he dicho será otro espejismo.
John Alejandro Benito (cc by-nc-nd)
Fotografía por Juan Carlos Pachón (https://flic.kr/p/qFRipL) en Flickr
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