En la vida real

Unos pasos delante de mí, sin que algo en particular los eximiera de la cotidianidad, me pareció que una pareja era distinta de las que a su lado iban, de las que conmigo se cruzaban, con sus conversaciones de siempre, sus sencillas palabras para con el otro. De repente estaba en medio de una escena digna de una película romántica, a la que asistía como un personaje accesorio, un don nadie que con su sola presencia hacía verosímil toda la historia. Sigue leyendo